Victor Hugo Vizcarr. Narrador
boliviano del margen y dueño de un lenguaje directo que atrapa, Víctor
Hugo Viscarra escribió sobre lo que conocía: el insoportable frío
paceño, el singani barato, la delincuencia, la adicción a la clefa y la
marginalidad. “Se podría decir que estoy demasiado emputado con mi
existencia. Cada día que pasa, ni bien le estoy pescando gustito al
sueño, ¡zas!, un puntapié disfrazado de negro me recuerda que tengo que
levantarme y seguir caminando sin tener a dónde ir. Porque para los
miserables como yo, no existe el derecho de dormir nuestro cansancio
encima de una tarima del pasaje Tumusla”, escupe Viscarra en Avisos necrológicos (2005), su quinto libro de relatos.
Su primer libro, que lo rescató del anonimato, fue Coba: lenguaje secreto del hampa boliviano (1981), un soberbio documento recopilatorio del lenguaje marginal y carcelario boliviano, que la policía se apropió y publicó como si la institución lo hubiera realizado. Relatos de Víctor Hugo (1996), Alcoholatum y otros drinks, Borracho estaba, pero me acuerdo (2003), el citado Avisos Necrológicos y Ch´aquí fulero (2008) son los libros que compilan una obra híbrida que deambula por la crónica, el relato autobiográfico, el cuento breve y que funciona como una bisagra
que articula el mundo urbano marginal boliviano desde una perspectiva
hiperrealista e intimista, bien lejos del abordaje metafórico y distante
que otros autores paceños habían explorado.
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